LA NUEVA COCINA EN LA NOVELA PICARESCA

Mª ISABEL GARCÍA ADÁN
Profesora de Lengua castellana y Literatura
LUISA MEDINA LLORET
Profesora de Física y Química
C.I.D.E.A.D (MADRID)


 

En la novela picaresca se refleja un sentido materialista de la vida. Hay que sobrevivir. Blanco Aguinaga en la Historia Social de la Literatura Española dice

"La vida de Lázaro está marcada desde la infancia por algo elementalmente brutal:el hambre, que aparece obsesivamente una y otra vez en la novela..."

El hambre es el motor del pícaro en todas las novelas picarescas, como sucede también en el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán.

El pícaro tiene que valerse de todas sus astucias para coseguir la comida, llegando incluso a robarla;en el Buscón nos dice:

"...yendo una noche...por la calle Mayor, vi una confitería y en ella un cofín de pasas sobre el tablero, y tomando vuelo, vine, agarréle y di a correr..."

Esto último estaría en relación con la opinión que tiene el pícaro sobre el esfuerzo para obtener la comida. En la Segunda parte del Lazarillo de Tormes de H. Luna, Lázaro dice:

"porque siempre quise más comer berzas y ajos sin trabajar que capones y gallinas trabajando".

En la mayor parte de las obras de la picaresca está presente el tema de la comida, pero casi siempre se plantea su escasez; cuando se habla de una mesa repleta de comida, no es el pícaro el que participa en el banquete, sino que observa como comen los demás, tal como podemos leer en el tratado II del Lazarillo

"Pues ya que conmigo tenía poca caridad, consigo usaba más. Cinco blancas de carne era su ordinario para comer y cenar. Verdad es que partía conmigo del caldo. Que de la carne, ? tan blanco el ojo! Sino un poco de pan...Los sábados cómese en esta tierra cabezas de carnero y enviábame por una...aquella la cocía y comía los ojos y la lengua y el cogote y sesos, la carne que en las quijadas tenía, y dábame todos los huesos roídos... A cabo de tres semanas que estuve con él, vine a tanta flaqueza, que no me podía tener en las piernas de pura hambre. Vime claramente ir a la sepultura, si Dios y mi saber no me remediaran..."

En el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán se describe con gran ironía la vida de pupilaje en Alcalá de Henares, que el pícaro conoció en su vida de estudiante:

"Hacíaseme trabajoso si me quisiere sujetar a la limitada y sutil ración de un señor maestro de pupilos...sentarse a la cabecera de la mesa, repartir la vianda...sacando la carne a hebras, extendiendo la menestra de hojas de lechuga, rebanando el pan por evitar desperdicios, dándonoslo duro porque comiésemos menos, haciendo la olla con tanto gordo de tocino, que sólo tenía el nombre y así daban un brodio más claro que la luz o tanto, que fácilmente se pudiera conocer un pequeño piojo en el suelo de la escudilla... y de esta manera se habían de continuar cincuenta y cuatro ollas al mes, porque teníamos el sábado mondongo.
Si es tiempo de fruta, cuatro cerezas o guindas, dos o tres ciruelas o albarcoques, media libra o una de higos, conforme a los que había de mesa; empero tan limitado, que no había hombre tan diestro que pudiese hacer segundo envite. Las uvas partidas a gajos como las merienditas de los niños, y todas en un plato pequeño, donde quien mejor libraba, sacaba seis. Y esto que digo no entendáis que lo dan todo cada día, sino que sólo un género; que cuando daban higos no daban uvas, y cuando guindas, no albarcoques. Decía el pupilero que daba la fruta tercianas, y que por nuestra salud lo hacía. En tiempo de invierno sacaban en un plato algunas pocas pasas, como si las pusieran a enjugar, extendidas por todo él. Daba para postre una tajadita de queso, que más parecía viruta o cepilladura de carpintero, según salía de delgada, porque no entorpeciere los ingenios; tan lleno de ojos, y transparente, que juzgara quien la viera ser pedazo de tela de entresijo flaco...".

Don Pablos en el Buscón nos habla también de las comidas en la venta de Alcalá:

"...Porque los estudiantes tomaron la ensalada, que era un razonable plato, y, mirando a mi amo, dijeron--"no es razón que, donde está un caballero tan principal, se pueden estar damas sin comer. Manden V.m. que alcancen un bocado... El, haciendo del galán, convidolas. Sentáronse y entre los dos estudiantes y ellas no dejaron sino un cogollo, en cuatro bocados... Ya daban cuenta del pan...Sentáronse los rufianes con medio cabrito asado y dos lonjas de tocino y un par de palomas cocidas..."

O en el episodio de las crueldades del ama:

"... la carne no guardaba en manos del ama la orden retórica, porque siempre iba de más a menos... Y la vez que podía echar cabra o oveja, no echaba carnero, y si había huesos no entraba cosa magra; y así hacía unas ollas éticas de puro flacas, unos caldos que, a estar cuajados, se pudieran hacer sartas de cristal de ellos. Las Pascuas, por diferenciar, para que estuviese gorda la olla, solía echar cabos de sebos..." "... si se compraba aceite de por junto, carbón o tocino escondíamos la mitad..."

En otro momento de la obra Pablo sigue diciendo

"...Conjuraba los ratones, de miedo que no le royesen algunos mendrugos que guardaba...Entramos en casa de Don Alonso, y echáronnos en dos camas con mucho tiento porque no se nos desparramasen los güesos de puro roído del hambre..."

En el Donado hablador Alonso, mozo de muchos amos, del doctor Jerónimo de Alcalá dice:

"...su poco regalo, pues contentos con una cabeza de ajos o cebollas, y cuando mucho, con un poco de cecina mal curada, se ponen a la indecencia de los cielos..."

En el Lazarillo hay también numerosas alusiones a la comida, así en el tratado I : el engaño del vino, las uvas, la longaniza que Lázaro le cambia al ciego por un nabo.

En Riconete y Cortadillo

" ...la Gananciosa tendió la sábana por manteles, y lo primero que sacó de la cesta fue un gran haz de rábanos y hasta dos docenas de naranjas y limones y luego una cazuela grande llena de tajadas de bacalao frito.Manifestó luego medio queso de Flandes, y una olla de famosas aceitunas, y un plato de camarones, y gran cantidad de cangrejos con su llamativo (1) de calparrones ahogados en pimientos y tres hogazas blanquísimas de Gandul (2)

(1) rajitas de queso de Tronchon que servirán de llamativo y despertado de la sed
(2) pan blanco