Este trabajo pretende acercar a uno de los aspectos de la
Historia que pareciendo básico, ya que trata de la
alimentación, es también muestra de la sofisticación cultural
de las sociedades, ya que la gastronomía puede ser considerada
como un arte, y el comportamiento en la mesa como un protocolo.
La literatura no es ajena a
la importancia que se da a la comida, buena muestra son las
referencias en nuestro Quijote
o en la obra de Rabelais Gargantúa
y Pantagruel. La pintura
ofrece incluso géneros pictóricos exclusivamente dedicados a
este tema.
Conocemos gustos culinarios desde tiempos anteriores a los romanos, y se conocen bastantes recetas de ellos. La
preocupación excesiva por el buen yantar produjo la condena de
las instituciones religiosas que incluyeron los excesos
gastronómicos en el catálogo de pecados capitales como la gula., sin olvidar
posibilidades de combinación de pecados: tal es el caso de la
cocina catalogada como erótica.
Naturalmente, estas exageraciones se producen con mayor
intensidad entre la nobleza
que, en un tiempo en que la comida no era un bien abundante,
podían permitirse el abuso de los alimentos y la sofisticación
culinaria. No obstante, la monotonía en las dietas traía graves
consecuencias: enfermedades carenciales como la gota atacaban a los grupos
sociales más poderosos de la sociedad. Por otra parte, resulta
curioso que platos tan populares y actuales como el cocido se viesen
representados en las mesas populares y aristocráticas de
nuestros antepasados, quienes empezaron a cambiar sus hábitos
alimenticios a partir de la difusión de los alimentos americanos